Imprescindibles (IV): Fragmento de «Adiós a la India», por Chantal Maillard.

Hokusai: Ciegos examinando un elefante (1817).

Hokusai: Ciegos examinando un elefante (1817).

[…] Lo que las antiguas escuelas indias enseñaban comienza y tal vez termina en el conocimiento de los límites de la propia mente. Todo lo que puede decirse es pensado, lo que puede ser nombrado, y también la ausencia y la negación de lo que puede ser nombrado. Todo es producto de la mente: la analogía, el máximo y el mínimo, los superlativos y los opuestos son algunas de las operaciones lógicas con las que pone en relación unas cosas con otras. Pensamos la caducidad y ella inventa los dioses. Pensamos el miedo, ella inventa el mal. Pensamos la atracción e inventa el amor. Pensamos la limitación, inventa el infinito. Pensamos la muerte, inventa la inmortalidad. El mundo que inventa la mente es un mundo lógico, y en él creemos. ¿Qué hay más allá de él? La pregunta es una trampa: «más allá» es una función lógica. Nadie traspasará jamás el umbral de este mundo llevando en el zurrón alguno de los conceptos que la mente elabora para el viaje. Las teologías son sandalias de plomo; las enseñanzas espirituales, molestas enaguas. Solo alguien sin sombra traspasará el límite. Alguien sin palabras.

De Adiós a la India(Málaga: Puerta del Mar, 2009), aunque en estecaso ha sido extraído de India (Valencia: Pre-Textos, 2014).
Autora: Chantal Maillard.

Brisa Marina (Brise Marine) — Stéphane Mallarmé (Francia, 1842-1898)

Obra de Joaquín Sorolla

Obra de Joaquín Sorolla

BRISE MARINE

La chair est triste, hélas ! et j’ai lu tous les livres.
Fuir ! là-bas fuir ! Je sens que des oiseaux sont ivres
D’être parmi l’écume inconnue et les cieux!
Rien, ni les vieux jardins reflétés par les yeux
Ne retiendra ce cœur qui dans la mer se trempe
Ô nuits ! ni la clarté déserte de ma lampe
Sur le vide papier que la blancheur défend
Et ni la jeune femme allaitant son enfant.
Je partirai ! Steamer balançant ta mâture,
Lève l’ancre pour une exotique nature!
Un Ennui, désolé par les cruels espoirs,
Croit encore à l’adieu suprême des mouchoirs!
Et, peut-être, les mâts, invitant les orages
Sont-ils de ceux qu’un vent penche sur les naufrages
Perdus, sans mâts, sans mâts, ni fertiles îlots…
Mais, ô mon cœur, entends le chant des matelots!

BRISA MARINA

NNLa carne es triste, sí, y yo he leído ya todos los libros. Huir, huir sin más, pues siento que los pájaros van ebrios de estar entre los cielos y la espuma. Nada, ni los jardines viejos reflejados por los ojos, retendrá un corazón mojado ya en el agua, oh noche, ni la claridad desierta de mi lámpara sobre un papel vacío que defiende su blancura, ni la joven muchacha que amamanta a su bebé. ¡Me marcharé! ¡Mueve tu mástil, nave, leva tus anclas hacia un paraje exótico! ¡El aburrimiento, por esperanzas crueles desolado, cree aún en el supremo adiós de los pañuelos! Y pues, tal vez, los mástiles invitan las tormentas, son ellos los que el viento inclina hacia los náufragos perdidos, sin mástiles, sin mástiles, sin fértiles islotes… Mas oye, corazón, ¡escucha el canto de los marineros!

Originalmente publicado en Seven Crossways. 
De Brise Marine (1865).
Versión en prosa de Juan Fernández Rivero.

Imprescindibles III: Quisiera estar solo en el sur, por Luis Cernuda

Quizá mis lentos ojos     no verán más el sur
de ligeros paisajes     dormidos en el aire,
con cuerpos a la sombra     de ramas como flores
o huyendo en un galope     de caballos furiosos.

El sur es un desierto     que llora mientras canta,
y esa voz no se extingue     como pájaro muerto;
hacia el mar encamina     sus deseos amargos
abriendo un eco débil     que vive lentamente.

En el sur tan distante     quiero estar confundido.
La lluvia allí no es más     que una rosa entreabierta;
su niebla misma ríe,      risa blanca en el viento.
Su oscuridad, su luz     son bellezas iguales.

Las Cabezas de San Juan (Sevilla, España).

De Un río, un amor (1929).
Autor: Luis Cernuda.