Imprescindibles (IV): Fragmento de «Adiós a la India», por Chantal Maillard.

Hokusai: Ciegos examinando un elefante (1817).

Hokusai: Ciegos examinando un elefante (1817).

[…] Lo que las antiguas escuelas indias enseñaban comienza y tal vez termina en el conocimiento de los límites de la propia mente. Todo lo que puede decirse es pensado, lo que puede ser nombrado, y también la ausencia y la negación de lo que puede ser nombrado. Todo es producto de la mente: la analogía, el máximo y el mínimo, los superlativos y los opuestos son algunas de las operaciones lógicas con las que pone en relación unas cosas con otras. Pensamos la caducidad y ella inventa los dioses. Pensamos el miedo, ella inventa el mal. Pensamos la atracción e inventa el amor. Pensamos la limitación, inventa el infinito. Pensamos la muerte, inventa la inmortalidad. El mundo que inventa la mente es un mundo lógico, y en él creemos. ¿Qué hay más allá de él? La pregunta es una trampa: «más allá» es una función lógica. Nadie traspasará jamás el umbral de este mundo llevando en el zurrón alguno de los conceptos que la mente elabora para el viaje. Las teologías son sandalias de plomo; las enseñanzas espirituales, molestas enaguas. Solo alguien sin sombra traspasará el límite. Alguien sin palabras.

De Adiós a la India(Málaga: Puerta del Mar, 2009), aunque en estecaso ha sido extraído de India (Valencia: Pre-Textos, 2014).
Autora: Chantal Maillard.

Imprescindibles (II): Map of the New World, por Derek Walcott.

MAP OF THE NEW WORLD (I)

At the end of this sentence, rain will begin.
At the rain’s edge, a sail.

Slowly the sail will lose sight of islands;
into a mist will go the belief in harbours
of an entire race.

The ten-years war is finished.
Helen’s hair, a grey cloud.
Troy, a white ashpit
by the drizzling sea.

The drizzle tighten like the strings of a harp.
A man with clouded eyes picks up the rain
and plucks the first line of the Odyssey.

 

MAPA DEL NUEVO MUNDO (I)

Al final de esta frase, empezará a llover.
Y al filo de la lluvia, una vela.

Lentamente la vela perderá de vista las islas;
la creencia en los puertos de toda una raza
se perderá entre la niebla.

La guerra de los diez años ha terminado.
El pelo de Helena, una nube gris.
Troya, un foso de ceniza blanca
junto al mar donde llovizna.

La lluvia se tensa como las cuerdas de un arpa.
Un hombre con los ojos nublados la toca con sus dedos
y tañe el primer verso de La Odisea.

Extraído de "Islas" (Comares, Granada, 1993), traducción de José Carlos Llop.