Apenas tú, principio elemental de la policromía, dócil pájaro negro encaramado al cable, dominas la extensión de tu propia presencia, el canto residual que todas las mañanas actualiza el aire. Casi no te recuerda el paso inadvertido del proyectil dormido en su parábola; casi no te provoca la brizna que no crece en su lugar exacto. Trénzate, en la espiral común de tu bandada. Desaparece en todos. Cede al orden.
Publicado originalmente en Plural de habitación (2015).
Imagen —ensō— extraída de aquí